Esta frase es común escucharla con frecuencia, fruto muchas veces
de una información poco contrastada y sin referencias concretas a datos. Mi
deseo con este artículo es ayudarte a ti,
quien lees estas líneas, seas quien
seas, a que saques tus propias conclusiones en base a los datos que te voy a
comentar.
Este domingo 11 de noviembre, la comunidad católica celebra el día
de la Iglesia diocesana. Ocasión para sensibilizar sobre la participación
responsable de los creyentes en el sostenimiento económico de la Diócesis, es
decir de la comunidad eclesial donde uno vive.
Con este motivo, la Diócesis de Canarias, y la colaboración de la
Conferencia Episcopal Española y el Secretariado para el Sostenimiento de la
Iglesia, ha lanzado la publicación “Nuestra Iglesia”. En sus ocho páginas trata
de acercar a la calle, con lenguaje sencillo, la realidad económica de la
Diócesis de Canarias. En el interior, una breve carta del Obispo remitiendo a
una satisfactoria experiencia suya de colaboración en una urgente reforma
vivida en una de sus parroquias hace tiempo.
La portada, cartel de esta campaña, me ha llamado la atención
desde el primer momento. Muy sugerente, donde destaca lo afectivo y emocional.
Un padre y su hijo sonríen, intercambiando las miradas. Se dan la mano,
interpreto sea el gesto de la paz, dentro de la eucaristía celebrada en un
templo. Y con ello el lema “Somos una gran familia contigo”.
En el boletín “Nuestra Iglesia” se informa de toda la actividad
pastoral, celebrativa y evangelizadora en Canarias. En este apartado resaltaría
los mil catequistas que dedican gratuitamente su tiempo y su servicio a niños,
jóvenes o adultos de cualquier clase o condición. Actitud igual a la de los más
de mil seiscientos voluntarios de Cáritas, cuyos datos podemos conocer en la
sección informativa referente a lo caritativo, asistencial, educativo y
cultural. La gratuidad de estos hombres y mujeres, unida a los donativos de
particulares o instituciones, hace posible que sean atendidas unas 30.000
personas en centros sociales y asistenciales, en definitiva muchas de ellas en
situación de exclusión social.
Las páginas centrales de esta sencilla revista recogen el
presupuesto diocesano de 2017 con sus ingresos y gastos, ascendiendo a casi 8
millones y medio de euros para una población que ronda el millón de habitantes.
Y ahí viene la pregunta ¿eso es mucho o es poco? Antes de apresurarte a dar una
respuesta, deseo darte a conocer algunos datos que pueden invitarte a la
reflexión.
He tomado el interés de ver los presupuestos de otras entidades.
Por ejemplo, el del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria: 400 millones de
euros, para una población que viene a ser algo menos que la mitad del total de
la Diócesis de Canarias. Es decir, para una media de habitantes que viene a ser
casi media Iglesia local, se cuenta con una cantidad que viene a ser 50 veces
más.
Por otra parte, he buscado algún Ayuntamiento con un presupuesto
similar al de la Iglesia en Canarias: Moya con casi nueve millones de euros y
una población de unos ocho mil habitantes. La misma cantidad económica la
emplea la Diócesis canariense para una población 125 veces mayor, es decir un
millón de personas.
Teniendo presente que la Iglesia católica en Canarias está
compuesta por las islas de la provincia de Las Palmas, es interesante ver los
presupuestos totales de los Cabildos de Gran Canaria, Lanzarote y
Fuerteventura. La cantidad total asciende a unos 1100 millones de euros. Con
otras palabras, para un millón de habitantes, población de la provincia de Las
Palmas y la misma que la Diócesis de Canarias, los Cabildos cuentan con una
cantidad 130 veces mayor que la economía diocesana.
Mirando otras realidades, quizá más populares, como es el mundo
del deporte, la Unión Deportiva Las Palmas dispone en la última temporada de
unos 75 millones de euros. Vienen a ser casi diez veces más que la cantidad de
la que dispone la comunidad eclesial de Canarias. Si miramos al mundo del
baloncesto, el Gran Canaria cuenta con ocho millones de euros, es decir una
suma similar a los presupuestos diocesanos.
Y también una sugerencia, para creyentes o no. Una posibilidad
destinada a muchas personas, que quizá puedan disponer de unos ahorros y que en
estos dos últimos meses del año buscan dónde invertir, para su desgravación
fiscal en su próxima declaración de la renta. Realizar la entrega de una
cantidad, puntual o periódica, indicando los datos personales en la propia
parroquia o a nombre del Obispado, esta información se pasa a Hacienda y
desgrava en la declaración de este año 2018. Esto aparece legislado en la Ley
de mecenazgo del año 2002. Indicar que cada vez es más frecuente este tipo de
colaboración, destacando la participación de personas ajenas a la Iglesia que
valoran su importante tarea social.
Para quienes prefieran realizar otro tipo de donaciones, pueden
emplear los medios virtuales. Con este fin está la web donoamiiglesia donde para ayudar basta tan solo un “clic”.
Este próximo fin de semana, domingo 11 de noviembre, muchas
personas aportarán su donativo para el sostenimiento económico de la Iglesia.
En la memoria y en el corazón de todas ellas muchos acontecimientos vividos en
la familia y el deseo de que todo lo acontecido se perpetúe en las nuevas
generaciones…
Y concluyo, agradeciéndote tu tiempo con la lectura de cuanto he
expuesto. Ya tienes datos. Ahora te dejo la pregunta: ¿La Iglesia es rica?
Julio Roldán
Sacerdote de
la Diócesis de Canarias
5 de Noviembre
de 2018